lunes, 30 de noviembre de 2015

CARTAS PARA JUAN - CAPÍTULO 14

  Los dos hombres abandonaron el edificio. Algo extraño hubo en aquella entrevista. Quizá la familia estaba ocultando algo. La que más había hablado y gracias a la cual sentía que iba investigando por el buen camino, era la hermana menor de la joven. Sus padres en cambio le habían dado respuestas escuetas y sin demasiadas explicaciones. Podrían estar encubriendo algún tipo de secreto. Su hija había fallecido, por lo que debía de tratarse de algo muy gordo. Quizá algo que tuviera que ver con su relación con Villanueva y la compañía. Quizás Luisa aspirase a algo mejor que ser una simple maestra. Puede que fuera una mujer que tuviera pensado trepar hasta arruinar a la poderosa familia. Pensó que era difícil, pero por otro lado, con estas cosas, mejor dudar hasta de la propia sombra de uno y, sobre todo hacerle caso a las corazonadas. Aún no había comenzado a leer el libro publicado por la joven. Debía hacerlo pronto. Tal vez  su contenido revelase algún motivo que pudiera justificar su desaparición.



   A continuación, entraron en la destartalada pescadería donde trabajaba el antiguo prometido de Luisa. Alejandro Ramos estaba apilando cajas con sardinas, lenguados y distintas variedades de pescado. Era un joven de no muy alta estatura y pelo negro como el azabache. Tenía una fría mirada gris.

— ¿Puedo hacer algo por ustedes?  — preguntó algo alarmado al ver  las placas de policía.

—Buenos días. Soy el inspector Sierra y este es mi agente, Gonzalo Vega. Sabemos que usted conocía a Luisa Suárez. Estamos investigando la causa de su reciente fallecimiento y me gustaría hacerle algunas preguntas.

—No pensarán que yo la maté ¿verdad? — preguntó alarmado.

—Solo venimos a contrastar datos — dijo el inspector con cautela.

—Porque yo no tengo nada que ver. Pueden registrarme a mí, mi casa, el negocio de mi padre… pero soy inocente.

— De acuerdo, de acuerdo — trató de tranquilizarle el inspector sorprendido por tanta preocupación. — ¿Puede decirme usted qué relación mantenía con la joven?

—Pues, en teoría, íbamos a casarnos.

— ¿En teoría?

—Sí, qué quiere que le diga, con perdón por la fallecida, pero como novia era horrorosa. Nunca quería pasar tiempo conmigo, me hacía sentir como un estorbo a su lado. Me hablaba de cosas que ni siquiera entendía y no le interesaban mis famosas anécdotas sobre los distintos tipos de sardinas, ni mis méritos en la pesca. Me criticaba por ser un hombre y no saber geografía ¿Qué me importa a mí donde estén América o China o Kotio? — dijo con amargura retorciendo el pescuezo de un atún.

—Tokio.

—Eso. ¿Qué más da?

—Veo que eran ustedes personas muy distintas.

—Cierto. Mi padre me engañó. Me dijo que sería una esposa perfecta y yo le creí. Pensé que era como su hermana. ¡Menuda suerte tuvo el tal Francisco! Se ha casado con la mejor mujer del pueblo y a mí me hubiera tocado el bicho más raro del lugar. Al menos con los años se había convertido en una de las más guapas, en mi opinión. Qué quiere que le diga, no me alegro de su muerte ni mucho menos, yo la quería ¿Sabe? A mi manera. Puse todo de mi parte para que las cosas fueran bien y me apenó enormemente la tragedia. Pero ahora me siento liberado. Encontraré a otra chica, una más simple. Que planche y cocine bien y que sepa limpiar la escopeta para cuando quiera ir a cazar jabalíes.

—Entiendo… Y una última cosa ¿Sabía usted algo de la relación que tenía con el señor Juan Villanueva? — El inspector observó como Alejandro apretaba los puños torturando al desgraciado pescado que tenía en sus manos.

—Ese Villanueva es despreciable. No sé qué tipo de relación tenían pero no me gustaba nada. Se conocían desde hacía varios años. Una vez, siendo jóvenes, me pegué con él. Le rompí la nariz. Años más tarde vi, y le digo sinceramente que con satisfacción, como me miraba con rabia al enterarse de que Luisa y yo estábamos prometidos. Entonces me sentí más poderoso que él y, sabe usted que eso es muy difícil. Sólo hubo una cosa que me hizo descender de mi nube.

— ¿Cuál?

—Que ella no era la misma cuando le miraba. Ni cuando hablaban. Si Villanueva aparecía, se le iluminaba la cara, como si hubiera encontrado el mayor tesoro jamás visto. Como si fuera lo más feliz que hubiera pisado la tierra. Y él lo mismo. Posiblemente de forma más discreta, pero no le quitaba ojo. Me fijé muchas veces. Cuando Luisa volvía a dirigir la vista hacia mí, tenía una sonrisa forzada en la cara, para no desagradarme, pero el resto del tiempo estaba apagada. — suspiró. —  De vez en cuando se le ponía una sonrisa tonta en la cara, pero sabía de sobra que no era por mí. Probablemente Juan hubiera aparecido en alguno de sus pensamientos.  Cómo odiaba esa sonrisa, tanto que… — se quedó en silencio mientras los dos hombres le miraban con expectación. —  Le dije que si nos casábamos le prohibiría ver a ese hombre. Entonces tuvimos una discusión muy fuerte. ¿Tienen alguna pregunta más?

—Creo que es suficiente, gracias.


lunes, 23 de noviembre de 2015

CARTAS PARA JUAN - CAPÍTULO 13

El inspector Sierra se reclinó en la silla de su oficina, lanzó su lapicero al aire con la intención de cogerlo al vuelo con tan mala suerte que éste terminó en el frío suelo de madera. Lamentó tener que agacharse para recogerlo pues su pierna de madera le dificultaba ciertos movimientos. Aquel día daría su siguiente paso en la investigación, esperando que le acercara un poco más a la solución del misterio de la desaparición y muerte de Luisa.

  En primer lugar, acompañado por Gonzalo, fue a visitar a la familia de la víctima. Su agente más fiel le seguía con varias hojas dispuesto a tomar nota. Fueron recibidos en el modesto salón. Tenía un escaso mobiliario bastante deteriorado pero aun así le pareció un lugar de lo más confortable. Mercedes, la madre de la chica, sirvió un café y unas galletas caseras, pero nadie, excepto Gonzalo, las probó. La situación era de lo más tensa. Todos parecían muy afectados por la muerte de Luisa sobre todo cuando habían comprobado que el zapato que el inspector había visto en el acantilado podría perfectamente pertenecerle. El desconsolado grupo ahora solo quería saber qué habría pasado con la chica.

—No lo entiendo — decía el cabeza de familia —, Luisa llevaba una vida completamente normal.

—Quizá no todo el mundo viese con buenos ojos que decidiera ponerse a trabajar y sobretodo se atreviera a publicar un libro — sugirió el inspector.

—Mi hermana era muy cabezota — interrumpió Andrea —. Yo le dije que dejase de pensar en tonterías y se dedicase a buscar un buen marido.

— ¿No tenía pensado casarse?

—No — respondió la chica —, esa era la discusión de todos los días en esta casa.

Sus padres la fulminaron con la mirada y Gonzalo también la miró de reojo. El inspector pensó que aquel había sido un comentario sin lugar a dudas de lo más interesante.

—Continúe, por favor.

    Andrea, haciendo caso omiso de las miradas de los demás continuó acaparando el protagonismo, cosa que le encantaba.

—Mi padre, con lo generoso que es — dijo mirando al hombre que pareció devolverle una mirada de advertencia —, al terminar la guerra permitió que mi hermana empezase a estudiar, además así nos dejaría a todos en paz con sus sermones sobre por qué tenemos que aprender a leer bien y saber matemáticas ¡No están los tiempos para esas tonterías! La condición que le puso fue que tendría que casarse. ¿Es lógico no? Él quiere lo mejor para nosotras, por eso a mí me han desposado con Francisco Arias y ahora soy la mujer más feliz del mundo. ¿Quiere ver mi anillo?

—Precioso, señorita — contestó el inspector un tanto descolocado ante tanta petulancia. Las dos hermanas no se parecían en nada. — ¿Y ya tenían algún candidato para Luisa?

—Bueno….

—Un joven que trabaja cerca de aquí — interrumpió el padre. — Es el hijo del pescadero a quien sirvo como proveedor. Un buen chico, sí, señor. Quedó muy afectado por… bueno, la muerte de mi hija.

— ¿Podría decirme su nombre?

— Alejandro Ramos — Gonzalo tomó nota —. Podrá hablar con ustedes cuando lo deseen.

—Y dígame, ¿Cuándo se celebraría la supuesta boda?

—Nunca — intervino Andrea.

—Por Dios hija, ¿Quieres hacer el favor de tener la boca cerrada? —Regañó su madre —. Teníamos problemas para encontrar una fecha dado que Luisa era un tanto reacia a casarse.

—Y una última pregunta, ¿Qué pueden decirme sobre Juan Villanueva? Por lo visto su hija le escribía cartas que nunca llegaba a enviar.

— El señor Villanueva es un joven formidable, sin duda. Le espera un futuro prometedor y es además una excelente persona.

—Fue quien ayudó a mi hermana a publicar su libro y eso, a mis padres no les gustó demasiado.

—Bueno — balbuceó el padre comenzando a enfadarse — entienda usted inspector, somos una familia modesta. Un solo paso en falso y mi hija podría buscarse la ruina, sobretodo, viendo cómo están los tiempos…

 Todos se quedaron en silencio unos segundos. Luisa estaba muerta. Ciertamente, la ruina la había encontrado.

—Muchas gracias. Es todo por el momento.


lunes, 16 de noviembre de 2015

CARTAS PARA JUAN - CAPÍTULO 12

Pasaron los años y, como era de esperar, a finales de 1937, el chico acabó estudiando ingeniería en una de las universidades de más prestigio de Inglaterra.  Sólo volvía a pasar los veranos, pues su familia intentaba que su hijo estuviera lo más alejado posible de la inestabilidad de un país en guerra. En cada ocasión en que Juan regresaba a casa, se le hacía un nudo en el estómago. Veía nuevos comercios cerrados o se enteraba de la desaparición de vecinos o amigos que le habían visto crecer. Observaba los rostros famélicos de comida y esperanza y niños huérfanos y ancianos que dependían de la caridad para sobrevivir. Él era un privilegiado y lo sabía.

—Mira toda esa gente — le decía su padre con el rostro prematuramente envejecido por los estragos de la guerra  — Tú eres esperanza para ellos. Estudias para darles empleo el día de mañana. Tú alimentarás a sus familias y sacarás a flote nuestra región.

  Al joven le entraban náuseas al pensar en toda aquella responsabilidad. Su exigente progenitor le interrogaba sobre sus notas, su trato con los maestros, sus amistades y le contaba entusiasmado los nuevos proyectos que tenía para su empresa esperando que su joven hijo compartiera su ansia con él. Desgraciadamente no era así. A pesar de todo, Juan reconocía que aunque no entendiera la mitad de las cosas que le contaba, aquello era lo más parecido a una relación paterno-filial feliz que había tenido nunca.

  Hubo una época, durante su primer año como universitario, en la que se esforzaba por agradar al hombre. Puso todo su empeño en intentar cogerle el gusto a eso de las estrategias y las nuevas formas de comerciar con el metal, incluso en el orden internacional. Pero todo fue en vano y no sabía quién se frustraba más, si él mismo o su propio padre.

  Por otra parte, parte Luisa había conseguido empezar a trabajar como ayudante de costura en un taller. Ganaba un pequeño salario todos los meses remendando los trajes de los soldados y haciendo todo tipo de arreglillos. Su padre había regresado del frente con una herida en la pierna que casi le había costado la vida, pero ahora descansaba en casa para alegría de su mujer y sus hijas. Después de mucho insistir, la chica había logrado convencer a sus padres para que, cuando la situación se calmase, la dejasen asistir como aprendiz a la escuela. Su padre se había mostrado reacio al principio ¿Desde cuándo la hija de un pescador quería ser maestra? Las hijas de sus compañeros aprendían a trabajar con el pescado o a confeccionar redes, no a enseñar números y letras. Siempre había imaginado que sus hijas se casarían y serían unas buenas esposas que sacarían a sus familias adelante pero, la iniciativa de su hija mayor, que en cierto modo no le cogía por sorpresa, le ponía en una situación complicada. 

 Se sentía animada. Tenía la esperanza de que con el fin de la guerra todo mejorarse y, con el tiempo, su país se convirtiera en un lugar próspero para vivir, donde las oportunidades fuesen iguales para todos. Quizá su futuro no fuera tan negro al fin y al cabo. A lo mejor podría llegar a ser alguien de provecho algún día. Una mujer respetada por sus propios méritos y no por ser «la señora de». Además había comenzado a escribir. Fue algo que comenzó por casualidad y como vía de escape ante los horrores del día a día. Era una gran aficionada a la lectura y una mañana vio en un periódico ya atrasado que uno de los soldados había dejado en la sala de pruebas del taller, la historia de una mujer que para publicar sus primeras novelas había tenido que utilizar como pseudónimo el nombre de un hombre. Aquello le pareció horrible. No entendía por qué un hombre debía ser mejor que una mujer. Trataba con ellos a diario, muchos eran los dueños de comercios importantes y los proveedores de su jefa. Había observado a muchos varones desenvolverse en distintos ámbitos y sí, reconocía lo capaces que eran algunos, pero otros en cambio se creían mucho más inteligentes de lo que en realidad eran.

—Eres una mujer perversa— le decía Juan cuándo ésta le contaba cómo había conseguido engañar a un proveedor de botones  que había querido estafarlas aquella misma mañana.

—No es cierto. Él debería ser un poco más listo. Solo un poco.


   Ambos amigos se veían durante los veranos y el resto del año mantenían el contacto mediante breves y muy numerosas cartas. Habían crecido y habían cambiado, pero su relación poco a poco y, sin que se dieran cuenta, se iba haciendo cada vez más fuerte.

domingo, 15 de noviembre de 2015

¡NOMINACIONES DE ESTE MES!

¡Buenos días!

Voy a dedicar esta entrada a responder a las nominaciones que CAZADORES DE LIBROS y MI CAFÉ CON LIBROS han hecho a mi blog.

Pero lo primero... ¡MUCHAS GRACIAS A LOS DOS!

La primera nominación (por tercera vez consecutiva ) es al Premio Liebster Award por cortesía de CAZADORES DE LIBROS

Os recuerdo las reglas:

  • Agradecer y seguir al blog que te ha nominado.
  • Responder a las 11 entradas que te han hecho.
  • Nominar 11 blogs que contengan menos de 200 seguidores.
  • Avisarles de que están nominados.
  • Realizar 11 preguntas a los blogs que has nominado.
 
 
 
Estas son las 11 preguntas que me han hecho y mis respuestas:
  1. ¿Cuántos libros aproximadamente tiene tu estantería?
Mi estantería probablemente mas de cien y doscientos... En la casa entera en número es escandaloso jejeje. En mi familia nos encanta leer :D
 
    2. ¿A qué personaje literario traerías a la vida?
Más que personajes, me gustaría traer a grandes escritores, sobretodo a los clásicos. Quisiera saber cómo eran realmente Shakespeare o Cervantes, las hermanas Brönte o Jane Austen y que me contasen cómo era su vida y qué les inspiró para escribir.
 
    3. ¿Qué libro has leído más de una vez?
Memorias de Idhún o Los pilares de la Tierra, como mucho dos veces, pero no soy de repetir, prefiero leer cosas nuevas.
 
    4. ¿Qué dos personajes, de distintos libros, shippearías?
No sabría decir. Lo que sí está claro es que los desambientaría totalmente. Llevaría a alguien de una novela romántica a otra de acción y viceversa  ¡A ver cómo se desenvuelven!
 
    5.¿Cuál es tu red social preferida y por qué?
Nunca me han gustado demasiado las redes sociales. Ahora tengo que utilizarlas más a menudo por motivos literarios me voy haciendo un poco más a ellas. La que más me gusta, probablemente sea Twitter por la cantidad de gente que estoy conociendo ^^
 (¡¡Saludos a mis compis twitteros desde aquí!! )
 
    6.¿Qué te da más miedo el futuro o el fracaso?
Ninguno de los dos.
El futuro es una aventura y el fracaso nos enseña algo que necesitábamos aprender .
 
   7.¿Algún post que te gustaría escribir y por alguna razón no puedes?
Me gustaría escribir sobre muchas cosas en mi blog, pero al estar dedicado a la novela y su temática no tengo mucha variedad. Por ejemplo, me gustaría hacer reseñas de libros o escribir sobre temas de actualidad. Pero creo que para eso tendría que crear un blog a parte y... no tengo tiempo :´D
 
     8. Una película que te haya impactado y recomiendas.
"La Teoría del todo" Cuenta la relación entre astrofísico de Stephen Hawking y su primera mujer Jane. Me impactó, no solo la película sino la interpretación del actor Eddy Redmayne.
La recomiendo 100%
 
      9.¿Escribes?
¡Claro! Mucho. Todos los días y me encanta :D
 
     10. ¿Qué te inspira a la hora de escribir? 
Cualquier cosa. Sobretodo las cosas cotidianas, alguna anécdota que un amigo te cuenta o imaginarme como será la vida de personas a las que no conozco. (Una vez leí que ese era el truco de Federico Moccia xD)
 
 
 
Y ahora la nominación de MI CAFÉ CON LIBROS al premio BEST BLOG

 
 Y las reglas son...
* Contar 11 cosas sobre ti.
* Seguir al blog que te nominó
* Responder a  las preguntas de la persona que te nominó
* Hacer 11 nuevas preguntas para nuestros nominados.
* Nominar a 11 blogs con menos de 200 personas y notificarlo a través de un comentario en sus blogs.
 
 Empezamos por las 11 cosas sobre mi, chan, chan, chan....
 
(1) Me llamo Carmen.
(2) Soy licenciada en Derecho.
(3) De pequeña odiaba leer.
(4)Pero siempre me gustó escribir cuentos.
(5) Empecé a escribir CARTAS PARA JUAN hace cuatro años.
(6) Apunto casi todas mis ideas en la aplicación de notas del móvil.
(7) Soy un desastre con la informática.
(8) Cuando saqué el carnet de conducir me regalaron una tortuga a la que he bautizado Julieta (Tenía un Alfa Romeo xD)
(9) Tengo tantos trastos encima del escritorio que a penas me cabe el ordenador.
(10) Nací en el mes de mayo.
(11) A veces llevo gafas.
 
Y ahora las 11 preguntas...
 
1- ¿ CUÁL ES TU PAREJA PREFERIDA?
No sabría decir...

2- ¿ CUANTOS LIBROS TIENES?
¡¡Muuuuchos!! Ya respondí arriba :D

3- TIENES MÁS LIBROS DE TAPA DURA O TAPA BLANDA?
Blanda, son mas económicos y traen lo mismo

4- ALGUNA VEZ PRESTASTE UN LIBRO Y NO TE LO DEVOLVIERON?
Si, tengo libros repartidos por el mundo... -.-¨

5- CUAL ES EL LIBRO MÁS CARO QUE TIENES
Probablemente las ediciones de tapa dura de "Circo Máximo", "La Caída de los Gigantes", "Dispara, yo ya estoy muerto"...

5- ¿CUÁL ES EL LIBRO CON EL QUE MÁS TE IDENTIFICAS?
No tengo. Leo mucho y en cada momento de mi vida lo que leo significa una cosa.

6- ¿ QUE LIBRO DE TERROR TIENES ?
Los de "Pesadillas" o alguno de Carlos Ruiz Zafón (Si es que el Príncipe de la Niebla o Marina se consideran terroríficos ...) También tengo varios de Stephen King

7- ¿ CUANDO CREASTE TU BLOG?
En agosto de 2015 , hace cuatro meses.

8- ¿ ALGUIEN MÁS EN TU FAMILIA LE GUSTA LEER?
¡A todos!

9- ¿ HABLAS MUCHO CON TUS AMIGOS DE LIBROS?
Si, aunque tengo la mala costumbre de hacer spoiler sin querer ...

10- ¿ ESCRIBES?
¡Todos los días!

11- ¿ CUÁL ES EL LIBRO QUE MENOS TE GUSTA?
Las colecciones románticas, empalagosas, con traducción regular y en los que la protagonista hace el papel de damisela en apuros esperando que su hombre la rescate. No puedo con ellos y hay muchos... ¬¬
 
¡Y esto es todo! Mis once preguntas son...
 
(1) Si pudieras conocer a un personaje literario ¿Cuál sería?
(2) Cuéntanos lo mejor y lo peor de tener un blog.
(3) ¿Leer o escribir? ¿Cuál eliges? (Es obligatorio, ¡No vale decir los dos!)
(4) ¿En qué país real o ficticio te gustaría vivir?
(5) ¿Cuál es el último libro que has leído?
(6) ¿Cuál fue el primer libro que leíste?
(7) Si pudieras cenar con un escritor ¿Quién sería?
(8) Y ¿Dónde le llevarías a cenar?
(9) ¿Cuál es tu género literario favorito?
(10) ¿A qué libro le cambiarías el final?
(11) Un libro que te haya decepcionado.
 
 
Y mis nominados son...
PREMIO BEST BLOG
El pingüino lector
Un par de lecturas
Entre líneas
Café y literatura
Fantasía o pesadilla
Magia entre páginas
Silver Reading
Blog de guerrero libros
D Mad Lover of books
 
PREMIO LIEBSTER AWARD
¿Y si se acaban los libros?
Jeidylibros
Foreverland: El paraíso para siempre
Palabras sin título
Drama Queen.
 
 
 
 
 

lunes, 9 de noviembre de 2015

CARTAS PARA JUAN - CAPÍTULO 11

Nueve años antes, en 1936…

—Si te mueves no va a dejar de sangrarte la nariz — decía Luisa preocupada.

— ¡Me haces daño!

— ¿Pero qué clase de hombre eres tú?

—Uno al que le duele mucho la nariz — protestó Juan intentando disimular las lágrimas que asomaban por sus ojos.

—Hale, ya está. Ahora sujétate bien el pañuelo y echa la cabeza hacia atrás. No entiendo por qué has tenido que pegarte con aquel chico.

—Tú no lo entenderías Luisa, son cosas de hombres… ¡AYYY!

—No te lo estabas sujetando bien — reprendió ésta riéndose y tumbándose sobre la hierba.

     Era una tarde de primavera en uno de esos días en los que puede llegar a hacer mucho calor y por las noches un frío invernal. Los dos jóvenes se resguardaban de las altas temperaturas bajo la sombra de un árbol. Aquel domingo la pradera que precedía al faro estaba llena de gente. Familias enteras y amigos disfrutaban viendo a sus hijos corretear por el césped, ajenos a las revueltas del país. Tal vez no volvieran a tener demasiadas oportunidades para repetir aquellos momentos de paz y tranquilidad.

— ¿Entonces no vas a contarme por qué te ha dejado la nariz así?

—No y no has visto como ha quedado su ojo.

—Me lo puedo imaginar… Y también me hago una idea de cómo se va a poner tu padre cuando te vea llegar a casa en ese estado.

— Di que sí, tu échale más leña al fuego ¿Quieres? Mi padre está insoportable últimamente.

— ¿Habéis discutido otra vez?

— ¿Cuándo no discutimos? Estoy harto de sus sermones. No quiero ir a esa universidad. Se lo he dicho mil veces.

—Aún te quedan un año para marcharte. Las cosas pueden cambiar en ese tiempo, sobre todo, viendo cómo está la situación política — suspiró.

—Ya sabes como es mi padre. No cambiará de opinión ni aunque vinieran cinco guerras —  rió.

— ¡No bromees con eso!

—Lo siento…

—Juan, te espera un futuro asombroso.

—Pues te lo cambio —dijo enfurruñado.  El rostro de la chica se ensombreció, entonces lamentó sus palabras.

—Aceptaría encantada — respondió con una sonrisa forzada —, pero no puede ser. Solo trato de decirte que aproveches la oportunidad que tienes.

—Luisa, yo no quiero una vida como la de mi padre. Trabaja de sol a sol y no mira para su mujer y sus hijos. Excepto para castigarme, claro No quiero ser como él. Yo quiero… quiero…

— ¿Si?

— ¿Me creerías si te digo que quiero ser médico?

—Es una profesión muy respetable.

—Mi padre me da la oportunidad de estudiar, pero siento que estaré desperdiciando mi vida y mi tiempo haciendo algo que no me gusta. Creo que podría llegar a ser un buen doctor si me dejase....

—No lo dudo.

—Y quiero un trabajo que me permita ser con mis hijos el padre que el mío no fue conmigo y poder darles la oportunidad de ser lo que quieran. — A la chica aquel le pareció un comentario demasiado maduro para un muchacho de diecisiete años y se extrañó — casi lo que sea antes que tener que dirigir esa maldita empresa.

—Siempre podrías delegar.

—Me mataría.

— ¿Por qué no trabajas con tu tío? Aun estudiando una ingeniería podrías tener un buen trabajo y mucho más sencillo.

— Por la misma razón.  — suspiró. Luisa contempló sus ojos oscuros y… su nariz hinchada y ensangrentada —  ¿Y tú qué?

— ¿Yo? ¿Qué futuro me espera a mí? Casarme, tener hijos, hacer todas esas cosas de provecho que se espera de una mujer. Vivir una vida vacía de cultura y conocimientos. ¿Sabes? Por las noches leo a escondidas los viejos libros que mi abuelo tenía guardados en el desván.

— ¿Ah sí?

—Sí. “La vuelta al mundo en ochenta días” de Julio Verne, “Los tres mosqueteros” de Alejandro dumas, las obras de Víctor Hugo… ¡Son fantásticas! Pero mi padre dice que no son para niñas.

—Tu padre es un buen hombre.

—Pero es antiguo…  espero poder convencerle algún día y obtener su permiso para estudiar y ser maestra. Eso sí, tendré que trabajar mucho para contribuir a pagármelo.

— Eres la primera chica que conozco que quiera hacer algo así. Eres excepcional.

—Gracias.

— ¿Me das un beso?

— ¡Ni hablar!

— ¿Por qué no?

— ¿No has visto lo feo que eres? Y ahora con esa nariz…

—Por favor…

—Bueno anda si me lo pides así. Cierra los ojos.

    Entonces Juan cerró los ojos con emoción y pronto notó como sus labios rozaban una superficie… ¿Redondeada?

— ¿Una naranja? ¡¿Me has puesto a besar una naranja?!

— ¿Qué te creías? — Dijo la chica soltando una carcajada —. Te compensaré con una galleta.

—Una galleta no sabe tan bien como un beso.

—Le pondremos mermelada entonces. Pero por favor, ten cuidado con mi vestido nuevo…

    Cuando a Juan se le cayó un poquito de mermelada en el vestido de la chica creyó morir. Nunca la había visto tan enfadada. Es más, Luisa no se enfadaba nunca. Aquella tarde pudo haber acabado muy pero que muy mal gracias a ese pequeño incidente.

  Emprendieron el camino de vuelta a casa poco después cuando vieron a un chico con el ojo morado. Se dispuso a abrir la boca para decir algo cuando Juan le interrumpió.

— ¿Qué ibas a decir? Porque te voy a dejar el otro ojo peor que el que ya tienes y te recuerdo que yo solo tengo una nariz. — El muchacho le lanzó una mirada furiosa y continuó su camino. De pronto se paró, miró atrás y le gritó a Juan.

— ¡Por lo menos con esa nariz ya te he puesto igual de guapo que la más fea del pueblo!  — Dicho esto echó a correr.  Luisa agarró por un brazo a su amigo antes de que pudiera escapar y perseguirle.

— ¿Por eso le habías pegado? ¿Por llamarme fea? No deberías de preocuparte por esas cosas. Estoy acostumbrada. — Sonrió con tristeza y siguió andando.

—Tú no eres fea. Eres guapa. — dijo sonrojándose y notando como su voz sonaba más aguda y torpe de lo que tenía pensado. Le parecía imposible que la joven no viese en sí misma la belleza que percibía él. Sólo hacía falta una sonrisa de la chica para que se perdiese al hablar y unas palabras dulces para que pensara en ella todo el día.

    De pronto Luisa se acercó y suavemente le dio un beso en la mejilla. No era lo que él esperaba pero quizá por eso le había gustado tanto, al fin y al cabo, un comienzo es un comienzo.

    Como era de esperar, aquella noche a Juan le cayó una tremenda regañina por parte de su padre por volver a casa con la nariz en semejante estado pero, por primera vez, no le importó. Sentía la cara caliente y no era por la bofetada que le había dado el hombre, ni por el puñetazo que le habían pegado hacía unas horas. Sentía un calor totalmente distinto.


     El país entero recordaría aquel dieciocho de julio por el día en que España se dividió en dos. Juan, en cambio, lo recordaría como el primer día de su vida.

lunes, 2 de noviembre de 2015

CARTAS PARA JUAN - CAPÍTULO 10


    A la mañana siguiente Fernando Villanueva entró en el despacho de su hijo como alma que lleva el diablo. Golpeó la mesa con varios periódicos y Juan pudo leer el titular. Su nombre, junto con el de Luisa Suárez aparecía con letras muy grandes.

— ¡Espero que tengas una muy buena explicación acerca de por qué se te considera sospechoso por asesinato!

 El chico miró a su padre. — ¡Yo no tengo nada que ver!

—Mira, me da igual lo que hayas hecho o dejado de hacer, lo único que me importa es que nuestra familia no salga en todos los medios de comunicación. ¿Tú sabes qué pasaría si nuestros socios se enteran de esto? ¡¿Lo sabes?!

—Cortarían sus relaciones con nosotros y se aliarían con la competencia — respondió de mala gana.

— ¿Acaso quieres hundirme? Ya te dije que no debías relacionarte con esa mujer.

— ¡No puedes controlar con quien me trato y con quién no! Por el amor de Dios, ¡Tengo veinticinco años! Creo que es lo último a lo que podíamos llegar.

— Parece que sigas teniendo quince ¡No has cambiado en absoluto! Te advertí que algo así pasaría. Que las mujeres como esa no suelen traer nada bueno pero sigues siendo igual de ingenuo.

— Luisa no es como las demás — protestó Juan.

—Era — corrigió su padre —. Era, porque te recuerdo que ahora está muerta. Hice un trato contigo y creo que he sido bastante generoso. ¿Recuerdas cuál era? Déjame que te refresque la memoria: Nuestra familia ha ayudado y ha sido muy generosa con esa chica, más de lo que merecía. A cambio tú…

—Yo aceptaría mi puesto como tu sucesor — Murmuró.


—Chico listo  — Fernando disfrutó al ver la cara de su hijo tiñéndose de rabia —. La has ayudado y ahora ella está bajo el mar y tú aquí. — rió —. Arréglalo. No quiero ver ni un solo escándalo en la prensa.